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Recuerdos...

En todos los barrios de México podemos encontrar al ya tradicional niño Carlitos, y mi niñez no fue la excepción, recuerdo perfectamente cuando me invitó a jugar futbol soccer a la Magdalena Mixuca a un terreno sin un centímetro de césped, solo fui un día, no me malinterpreten, yo estaba puestísimo, quién no lo está a los 10 años ¿?? El polvo, los vidrios, la distancia, lo que sea es mínimo con tal de ver rodar ese balón y tenerlo cerca de los pies. Lamentablemente mis papás no compartían esa idea.

Nunca he sido para nada ni el chiste de un crack, pero toda mi vida he hecho el intento con todas mis fuerzas de siquiera asemejarme a su sombra.

Es un fenómeno bien raro el que se da en este negocio del futbol en México, tal parece que en las altas esferas lo que menos interesa es precisamente que ruede ese balón.

No me refiero a la elite del soccer mundial, no hablamos de nada cercano a una liga de futbol premiere o de un equipo “galáctico”, hablamos de la indiosincracia del mexicano corriendo no tras un balón si no tras un ideal, pero que ideal es ese ¿????

Es un ideal demasiado bizarro, hablamos de simplemente tener dinero aunque sea por el efímero lapso de una vida promedio de un futbolista, es decir un lapso de alrededor de 5 años para un jugador promedio, que es lo primero que hace este futbolista promedio ¿????, comprarse el carro que vio en una revista en su niñez pero eso sí, último modelo, rozarse con la socialité de la televisora que parte el pan en estos terrenos del esférico, intentar tirarse a la actriz de moda que también hay que reconocerlo, esta para chuparse los dedos, es eso un plan de vida ¿?????.

Que sigue después de esto ¿????

Pues vender tortas en el boulevard de Veracruz, intentar poner un restaurante con todas las camisas de soccer que intercambio durante esos “largos” 5 años y ya de menos enrolarse en las filas de una vez más esa misma televisora y hacer el intento de dar una opinión acerca del futbol.
Qué bonito es el futbol, como parafrasean al rodar en el segundo 1 de la Champions, 90 minutos del deporte más hermoso del mundo, de eso no me cabe duda.

Que lo disfruten.

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ci.