Canciones que dan la impresión de sonar bien únicamente si son reproducidas en un fonógrafo, de esos que solo ves en museos con un cristal de por medio; o en esas otras reliquias que se llaman tocadiscos y que hoy en día solo consigues pidiéndolos prestados a tus abuelos que siguen vivos.
Una voz que se disfraza de viejo con una facilidad que hipnotiza y es quizá esa característica la que más me atrae de estos muchachos. Destilan nostalgia.
Canciones que evocan y que, como reza su canción, hacen que deseemos estar en una película muda.
Un par de piezas que acompañan Catalina García y Natalia Lafourcade y el disco obtiene, cual pastel, su cereza.
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1 comentario:
Muchas gracias.
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