Escribir en un proceso para el que hay que apartar tiempo.
Es difícil abrir la página del blog para descubrirla en blanco y esperar que de inmediato descargues sobre el teclado unos párrafos llegadores y tan atractivos como para acabar sembrando el interés del lector y que se anime a escuchar lo que aquí se ofrece. Hay que ejercitar la paciencia.
Tampoco es sencillo estar en medio del tránsito insoportable o apretado en el transporte público y que de repente, aparezca la musa y te lleguen las más sublimes ideas que, con toda seguridad, se convertirían en la más grande colaboración jamás escrita en este blog.
Situación esta última que jamás me ha sucedido, desde luego. Es por eso que decidí no esperar ni apresurar la iluminación y, en cambio, ir construyendo poco a poco mis intervenciones en este espacio.
Y sucede que se anuncia el Corona Capital y este blog, altruista como es, se dedicará a instruir a sus amables lectores en la música nueva de las bandas que ya conocen y de introducirlos en la obra de quienes, seamos sinceros, no tenemos idea de lo que hacen.
Así llegué al nuevo disco de Kasabian y pensé en el gran post que debía preparar para otro de los grupos que aparecen en la cima del cartel. Banda que me gusta y que tuve la oportunidad de ver en vivo hace un par de Vive Latinos.
Dos veces he escuchado este disco. La gran contribución al blog puede esperar.
El disco se llama, en un arrebato de creatividad, igual que su duración: 48:13
Y bueno, en caso de que usted, estimado lector, no conozca de qué banda hablé hace un par de párrafos, le comparto un disco con los sencillos más pegadores de estos ingleses.