Un gran nave convertida en un salón de baile monumental. Todos los adornos y el menaje dispuestos estratégicamente a efecto de que signifiquen el menor obstáculo posible. Grandes columnas que rodean el espacio y hacen pensar que nos encontramos en un moderno Partenón.
La música suena con cierta estridencia, pero no parece incomodar a los asistentes; estos se encuentran bailando frenéticamente bajo una monumental coreografía, enfundados todos ellos en disfraces de colores exagerados y de diseños surreales que remiten a míticas bacanales y pandemóniums organizados.
Quienes ejecutan con frenesí las notas al fondo del salón se encuentran en simétrica disposición, todos ellos de pie en un escenario perfectamente iluminado, y es tal la cantidad de miembros y de instrumentos que inmediatamente nos damos cuenta de que se trata de una gran orquesta y que el ritmo que estamos escuchando y deseando bailar se llama Swing. Música que convierte este lugar en la sucursal de un carnaval sui generis.
Eso es lo que me agrada de este ritmo: me hace querer bailar; me hace golpetear los pies contra el suelo al compás de las canciones. Escuchar swing ocasiona que imagine salones de baile inspirados en películas como The Mask donde la gente acude a bailar porque quiere sonreír y pasar el mejor rato de sus vidas.
Rescaté del olvido este disco y lo he escuchado mucho estos últimos días. Es el primero de una serie que se llama Swing This, Baby! que apareció hace casi 18 años. Una compilación del mejor swing que he escuchado. Obras maestras del género. Swing moderno y nutritivo. Tonifica el alma, vamos.
Todo suyo.
FLAC - 320 |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario